Director: Lewis Teague
Guión: Don Carlos Dunaway y Lauren Currier
Dee Wallace, Danny Pintauro y Daniel Hugh Kelly
Basada en la novela Cujo de Stephen King
Escena: El ataque de histeria que le agarra al nene con la primera aparición de Cujo
Hay personas que dicen que no es una peli de terror, porque está basada en hechos posibles. Creo que justamente ahí es donde entra a jugar el tipo de miedo que genera esta película: cualquier animal doméstico (incluso un gran San Bernardo simplón) puede convertirse en un monstruo diabólico al ser mordido por un murciélago.
Cada vez que la veo me impresiona la actuación del nene y como la última parte se sostiene mediante tres personajes: la madre, el hijo y Cujo al acecho. Impecables son los diferentes ataques del perro: sangrientos, pero no morbosos; las acciones de la madre: lógicas y desesperadas, pero no tontas; y las distintas etapas del chico: de un ataque histérico pasa a un debilitamiento por deshidratación hasta llegar a una fuerte descompensación. Las perfomances de los tres permiten que uno entre en la historia y también se desespere.
Me sorprendió que incluso habiéndola visto con anterioridad las apariciones sorpresivas me sobresaltaran de la misma manera que la primera vez. Además, casi podría decirse que el guión respeta muy bien la novela, aunque obviamente el final es de una película y el del libro no.
"Se le había hecho difícil pensar en lo que iba a ocurrir a continuación en su simple vida de perro; algo había ocupado el lugar del instinto ordinario. Cuando dormía, tenía unos sueños insólita y desagradablemente gráficos. En uno de esos sueños había destrozado al NIÑO, le había desgarrado la garganta y después le había arrancado las entrañas del cuerpo en unos humeantes revoltijos."
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