Dirección: Alan Gibson
Guión: Don Houghton
Christopher Lee y Peter Cushing
Escena: La capa negra y roja de Drácula
No es un gran película. Sólo es especial porque trabajan mis dos grandes amores del terror. Una cuestión nostálgica, si se quiere.
Las actuaciones son muy sobreactuadas. Incluso da la sensación de estar viendo una versión cinematográfica de Scooby Doo. Es muy graciosa la imagen panorámica de los personajes que corren agarrados de la mano. Parece que estuviéramos viendo a Shaggy y Daphne en sus corridas, huyendo de los monstruos; sólo falta el perro.
Otro despropósito son las vampiresas amarradas con grilletes en el sótano de Drácula. Una de dos: o tiene miedo de que su propia cohorte le clave los colmillos o sufre de inseguridad y teme que le sea infiel.
El gran logro del argumento es la conspiración draculiana (no se trata de ritos satánicos), que busca la elaboración de una cepa más virulenta de Yersinia pestis para desatar una epidemia que provoque el Armagedón. Van Helsing supone que Drácula quiere suicidarse y quiere acabar con el mundo entero también; o sea, la ilusión de cualquier suicida.
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